miércoles, 12 de noviembre de 2008

Plaza de América- Exposisicón.

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La Plaza de América está ubicada en el Parque de María Luisa.

Los jardines de este parque formaban parte de los jardines del Palacio de San Telmo, y fueron donados en 1893 por la Infanta María Luisa Fernanda de Orleans (Duquesa de Montpensier) a la ciudad. Fue reformado, por el ingeniero francés Jean Claude Nicolas Forestier, conservador del bosque de Boulogne en París, que le dió un toque romántico, inspirado en los jardines del Generalife, La Alhambra y los Reales Alcázares de Sevilla.

En el parque se abrieron las plazas de España y de América, que constituyen unos de sus principales atractivos.

La plaza de América se inauguró el 18 de abril de 1914, y es la que contiene mayor valor arqueológico del parque. Está rodeada por el Museo de Artes y Costumbres Populares (de estilo mudéjar) por el Museo Arqueológico (de estilo renacentista), por el Pabellón Real (de estilo gótico) y por último y el más concurrido es el "parque de las palomas", nombre por el que es conocido por los autóctonos, debido a la cantidad de palomas que bajan a alimentarse de los "arbejones".

Los tres edificios nombrados de la plaza fueron construidos por Aníbal González entre 1913 y 1916 para la futura Exposición Iberoamericana de 1929, cada uno tiene un estilo arquitectónico distinto.

Pabellón Mudéjar - - Museo de Artes y Costumbres Populares.-construido en 1914 sobre un proyecto realizado en 1913, con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 por el arquitecto Aníbal González. De estilo mudéjar, está construido en ladrillo visto con aplicaciones de cerámica repleta de motivos llenos de fantasía.Tiene tres puertas con arquivoltas adornadas con azulejos esmaltados. Durante la Exposición Iberoamericana era conocido como “Pabellón de Arte Antiguo”.

Museo arqueológico.- El edificio fue construido entre los años 1910 y 1915, según proyecto de estilo neo-renacentista también del arquitecto Aníbal González, se ejecutó con ocasión de la Exposición Iberoamericana de 1929, bautizado como "Palacio del Renacimiento", fue el edificio más caro de la Plaza de América, duplicando el presupuesto del vecino "Pabellón Mudéjar". Durante la exposición fue dedicado a Palacio de las Bellas Artes.

En la actualidad es un mueso arqueológico, la excelente calidad de las obras y piezas que forman parte del fondo del museo además de la cantidad que custodia lo hacen estar entre los primeros de España, son de destacar los restos de la época romana e hispanorromana, los más importantes y abundantes que posee el museo, y que proceden en mayor parte de Itálica, en menor medida aunque eso no hacen que sean menos importantes son las piezas procedentes de los municipios de Écija, Estepa, Alcalá del Río, Villanueva del Río y Minas, etc., a estos hallazgos hay que añadir las donaciones realizadas por particulares o incluso el Ayuntamiento de la ciudad. También son destacables las piezas de etapas prerromanas gracias a la calidad de su conservación.

Pabellón Real.- El Pabellón Real, se concibió para la exposición iberoamericana de 1929 como lo mejor que el arte sevillano de la época podría ofrecer a la Familia Real. El Gótico Isabelino sirve a Anibal González de inspiración, crestería, pináculos, puerta con arco aplastado, son algunas de las características de este estilo. Por ello, tradicionalmente se ha hablado del Pabellón Real como una reinterpretación de la Capilla Real de Granada.

El Pabellón Real se configura como un lienzo donde los principales artistas sevillanos de principio del Siglo XX dejan su pincelada: Anibal González como arquitecto; José Roldán y Francisco Reyes como tallistas de ladrillo; Gustavo Bacarisas, Manuel García Montalván o el Marques de Benajemí como ceramistas y pintores; y los escultores Antonio Bidón y Manuel de la Cuesta para las piezas cerámicas que adornan el exterior. Todo se concentraba en la gran sala isabelina, octógono donde se encontraban los cuatro cuadros adosados a la misma, siguiendo una planta de cruz Griega. A través de las salas laterales se accedía sendos balcones, donde el ladrillo tallado era el protagonista, columnas en espiral, con capiteles y bases de cerámica. Fueron necesarios cinco años, de 1911 a 1916 para su construcción.

Detalle de la columna

Destacan sus bellos artesonados de madera policromada y la cerámica blanca y azul de su fachada. En la entrada de acceso, sobre pedestales, seis águilas en piedra sosteniendo escudos de la monarquía española (Señorío de Vizcaya, Reino de España, Ducado de Borgoña y Toscana, Señorío de Molina y Reino de Jerusalén) aparecen como dando la bienvenida a los paseantes.
El pabellón en 1929

Durante la Exposición fue proyectado para contener las Colecciones Artísticas de la Casa Real.

En el Pabellón Mudejar, hasta el 1 de marzo de 2009, podemos visitar la exposición de Aguiar.

Andrés Parlade, conde de Aguiar, no parecía llamado, ni por su origen familiar ni por su formación a ser pintor, sin embargo, su atracción por la pintura debió ser muy fuerte y le acompaño durante toda su vida. Pero ni el aprendizaje en su Málaga natal, ni la tendencia folclórica de sus contemporáneos andaluces parece haberle marcado. Su mirada sobre los andaluces es distinta. Su material es el mismo, el campo, los zagales, los perros, monterías, toreros parejas galantes, cómicos...pero cambia su punto de vista.

Vemos a la misma gente con distinto semblante:
--- La seriedad que asoma en la mirada amarga del picador envejecido.
--- La mano encallecida del zagal que sonríe con ternura al perrillo que lleva en los brazos.
--- La modorra de una pareja de viejos ante el brasero.

Todo lo que vemos parece ser real, se ha quitado de encima el cliché de la representación estereotipada.

No hay ningún dramatismo deliberado en su pintura, simplemente ha desaparecido la mistificación, no todo es gracioso ni pintoresco.

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